Viena, Austria. 16 de Marzo, 2020
A quien corresponda:
Siempre da las gracias, nos dicen a las niñas en México. Agradece que llegaste a casa, que tienes qué comer, que puedes hacer lo que quieras. Agradece que te ha ido bien, que te dieron trabajo, que estás viva.
Tal parece que en nuestra sociedad, agradecer, más que un acto concluyente, es el inicio de una cadena de favores indefinida: “si pasó esto, tienes que agradecer”suele significar “si pasó esto, tienes que recompensar”.Según la definición etimológica más tradicional, en la gratitud se encuentra implícito el sentimiento que nos obliga, por un lado, a estimar el beneficio o favor obtenido y, por el otro, a corresponder equivalentemente. Es decir, no hay agradecimiento sin nuevo acto que agradecer después.
El agradecimiento existe en todos los campos de nuestra vida, porque permite que una serie de eventos sucedan y que su aparición no nos resulte extraña. Ahí, los actos se vuelven causa y efecto al mismo tiempo, una operación circular potencialmente infinita. En ese sentido, hay agradecimientos políticos que demarcan relaciones complejas entre dos o más cosas y que, si se estudian con detenimiento, nos permiten intuir los efectos siguientes de esa cadena, sus tiempos y espacios futuros. También existen aquellos que, desde una dimensión simbólica, son capaces de demandar otras realidades posibles.
A quien corresponda es una acción performativa que toma como pretexto la condición actual del agradecimiento enunciado por el gobierno austriaco, a través del monumento instaurado en 1985 en la Mexicoplatz(Plaza México); un monolito de piedra que tiene grabados los simbólos patrios de México y Austria, junto a una leyenda en español y alemán. Este agradecimiento surge cuando el 19 de marzo de 1938, por decisión del presidente Lázaro Cárdenas, México protestó ante la Sociedad de Naciones por la anexión de Austria a la Alemania Nacionalsocialista. Tan sólo un día después de la expropiación del petróleo mexicano, este fue el único país en el mundo que se manifestó en contra de la imposición alemana, de la cual, según el referéndum de votos, el 99.37% de la población austriaca de aquel entonces, votó a favor.
“La voluntad mexicana fue dejar sus fronteras abiertas para los perseguidos y por eso nunca se debe dejar de dar un enorme agradecimiento a este honorable y noble acto” mencionó Franz Josef Kuglitsch, embajador de Austria en México, durante la inauguración del Congreso “México País de Refugio”, como parte del programa bilateral Historias Cruzadas.México-Austria 2017-2019, una serie de múltiples actividades culturales y académicas que buscaron conmemorar el 80º aniversario de la protesta.
Sin embargo, y pese a estos intentos por mantener una conexión diplomática entre ambos países, lo que aquí nos atañe es la pregunta por la dimensión política de ese agradecimiento. Si uno debe encontrarle cuerpo a quien enuncia un gracias, me pregunto: ¿Quién me agradece y cómo debo recompensarle? ¿Cómo le respondo a un monolito que está empezando a fracturarse desde su base, al que ya le falta un pedazo? ¿Qué cadena de eventos instaura este agradecimiento que da la espalda al jardín donde suceden los encuentros cotidianos, que de pronto parece inherte e insignificante, incapaz de mirar a su alrededor? Tal vez aquí, como mexicana, ya me deban un favor, y para ello, no sin antes agradecerles su agradecimiento, les pido honorablemente que esa cadena de eventos, aún incierta, abra también un espacio donde otras y otros encuentren algo nuevo que agradecerles a ustedes, un lugar de encuentro, una casa, un sitio como lo fuimos quizá nosotros, de refugio.
¡Gracias!
0:00 / 6:17 Monica Sigg Pallares opening the exhibition "To whom it may concern"